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Dos hermanos de Jardín América fueron denunciados por abuso a sus hijas

Dos conocidos hermanos que ejercen la docencia y residen en la localidad de Jardín América fueron denunciados por abuso sexual en perjuicio de sus respectivas hijas.

El expediente 48344/2019 contra Néstor Fabián V. fue caratulado como “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y la convivencia, hechos indeterminados”. El sujeto es profesor de música de nivel primario y fue denunciado por su propia hija biológica, quien actualmente tiene 25 años.
En tanto, el expediente 124541/2018 contra Ángel Norberto V. lleva la carátula de “abuso sexual”, aunque ésta sería ampliada tras la reciente declaración de la presunta víctima, su madre y hermanos menores en Cámara Gesell.

Según fuentes del caso, el implicado se desempeña como profesor de electricidad en una escuela nocturna y está acusado de violar a su hijastra, a quien dio su apellido y crió desde pequeña.
Inicialmente, ambos expedientes recayeron en el Juzgado de Instrucción de Puerto Rico, pero al inaugurase el Juzgado de Instrucción de Jardín América, fueron derivados a la jurisdicción original.
De todas formas, con el correr de los meses no hubo demasiados avances, hasta que hace pocas semanas el fiscal Jorge Fernández -quien se desempeña en ambos juzgados- solicitó la ampliación de las denuncias y requirió que regresen a Puerto Rico para garantizar la transparencia de la investigación.
“Estos hermanos tienen muchos contactos y hasta ahora lograron impunidad, pero el fiscal viene trabajando mucho y con el cambio de carátula podría haber novedades importantes. Ahora los dos expedientes volvieron a Puerto Rico y esperamos que el juez tome medidas acordes a la gravedad de los hechos”, remarcó una fuente del caso.

En primera persona

En diálogo con El Territorio, la joven que denunció a Néstor Fabián V. contó detalles del caso, las aberraciones que padeció a manos del acusado y las amenazas que padeció luego.
Asimismo, consideró que ante el cambio de carátula, su progenitor podría ser detenido, por lo que alertó sobre el riesgo de fuga latente. “Si se llega a escapar, será porque le dieron todo el tiempo del mundo para hacerlo”, consideró.
La joven, que actualmente tiene 25 años, comentó que hasta los 21 fue presa de su papá, quien la violó desde pequeña y controlaba todos los aspectos de su vida. Incluso revisaba qué tipo de ropa interior usaba.
“Pero a los 21 años, el 16 de septiembre de 2016, tomé la decisión de irme de mi casa. Ese día mi ahijado cumplió un año y fui a cenar a la casa. Nos sentamos a la mesa con la familia de mis compadres, cuando recibí un WhatsApp de mi papá diciendo que ya era tarde y que tenía que volver a mi casa. Le respondí que recién nos habíamos sentado a cenar y ahí empezó mi pesadilla. Amenazó con buscarme y golpearme, y no paraba de mandar mensajes”, relató.
Ante tamaña situación, la joven tuvo una crisis de nervios y comenzó a llorar. Su comadre la tranquilizó y la invitó a quedarse con ella.
Nunca más regresó a la casa paterna y fue el primer paso para salir del infierno en vivió desde su infancia. Pero el acusado comenzó a amenazarla y la alejó de su madre.
Por suerte, la víctima encontró contención en la familia materna y con el tiempo tomó la decisión de radicar la denuncia.

Contacto con niños
Contó que luego del incidente del 2016 su padre comenzó a intimidarla de todas las maneras posibles, al punto que temió por su vida.
“Como las amenazas eran constantes, me dirigí a la Comisaría de la Mujer y radiqué una exposición por violencia psicológica y física. Recién pasado el tiempo tuve el valor de hacer la denuncia por abuso sexual de mi padre hacia mí cuando era una nena. Gracias a Dios estuve acompañada y respaldada emocionalmente por familiares maternos para dar ese paso”, remarcó agradecida.
Finalmente, el 18 de enero de 2019 radicó la denuncia por abuso sexual contra su propio progenitor.
Al respecto, mencionó que “hasta el día de hoy sigo luchando para que se haga justicia, y también luchando contra todos mis temores y todos los problemas psicológicos que me marcaron. Quiero que se haga justicia y que este señor no tenga más contacto con niños, ya que trabaja como profesor de música. Incluso, ni siquiera cuenta con el título de docente”.
La joven destacó que “hace un año y medio di un gran paso para mí, que fue hacer la denuncia y empezar a contar mi historia. Ahora tengo que decir que no éramos la familia ejemplar que creían en Jardín América. Nunca fuimos lo que aparentaba ni lo que mi madre decía, que éramos un espejo para la sociedad”.
Según la denunciante, su madre también sería víctima del sujeto, quien la mantendría prácticamente recluida bajo amenazas, aunque ello nunca fue ratificado ante la Justicia.

Abuso y amenazas
Con relación a la causa penal contra Ángel Norberto V., fuentes con acceso al expediente precisaron que semanas atrás la denunciante realizó la ampliación de la denuncia, lo que podría derivar en la modificación de la carátula y complicar seriamente al acusado, quien permanece en libertad.
La víctima, actualmente de 19 años, rompió el silencio hace dos años, cuando le contó a su mamá los abusos padecidos a manos de su padrastro desde pequeña. Aseguró que el sujeto la violaba y amenazaba para que no cuente los hechos.  La pareja ya estaba separada desde hacía varios años por episodios de violencia, según denunció oportunamente la madre de la chica. Además, la mujer tiene dos hijos menores.
“Lo único que buscamos es justicia, nada más. Hace más de dos años que la causa está cajoneada, de acá para allá entre los juzgados de Jardín y Puerto Rico. Por suerte el fiscal Fernández está tomando medidas importantes y esperemos que la Justicia tome cartas en el asunto. Toda la ciudad de Jardín América está indignada y expectante”, opinó un familiar directo de la joven.
En la ampliación de denuncia, la víctima habría dado detalles de abusos con acceso carnal y otras prácticas aberrantes, como ser que su padrastro le introducía los dedos en la garganta.
También declararon su madre y sus hermanos. En Cámara Gesell los menores habrían mencionado que el implicado los obligaba a mirar pornografía.
(El Territorio – Por Daniel Villamea)

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