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Efemérides del 23 de marzo

El 23 de marzo es el 82.º (octogésimo segundo) día del año en el calendario gregoriano y el 83.º en los años bisiestos. Quedan 283 días para finalizar el año.

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1898 – Nace el poeta porteño Ricardo Molinari, colaborador de la revista Martín Fierro y miembro de número de la Academia Argentina de Letras
1942 – Fallece en su retiro de Don Torcuato el político porteño Marcelo T. de Alvear, líder de la facción antipersonalista de la Unión Cívica Radical y presidente de la Nación entre los dos mandatos de Hipólito Yrigoyen
1984 – Cien días después de la asunción de Raúl Ricardo Alfonsín y en vísperas del aniversario del golpe de estado que diera inicio al Proceso de Reorganización Nacional, tiene lugar una multitudinaria convocatoria por la democracia en la Plaza de Mayo

23 de Marzo –
Día Meteorológico Mundial

Conmemora la fecha del 23 de Marzo de 1950 en la que se constituyó formalmente la Organización Meteorológica Mundial (OMM) con la firma del convenio de sus primeros treinta miembros. Actualmente esta organización cuenta con 185 miembros. Sus fines son la cooperación internacional en servicios y observaciones meteorológicos, promover el intercambio rápido de información meteorológica, la normalización de las observaciones meteorológicas y la publicación uniforme de observaciones y estadísticas.

Entre las últimas preocupaciones de la OMM esta el cambio climático que han previsto, para este siglo que comienza, los expertos de Naciones Unidas. El Agotamiento de los recursos naturales, la contaminación, la deforestación, la construcción de presas, están poniendo de manifiesto la posible influencia humana en este cambio. Fenómenos climáticos cada vez más virulentos como El Niño parece confirmarlo. Otro ámbito de estudio importante es la previsión de catástrofes naturales relacionadas con la meteorología, como las tormentas tropicales o las inundaciones.

La meteorología es fundamental para predecir sequías, inundaciones y otro tipo de fenómenos que causan estragos a la humanidad. El Día Meteorológico Mundial también es la ocasión ideal para advertir acerca de los efectos que tiene la contaminación en el clima. El adelgazamiento de la capa de ozono ha provocado un calentamiento de la tierra que podría representar un aumento de la temperatura hasta de 4.5 °C hacia el año 2100, si no se adoptan medidas preventivas. Se teme que esto pueda provocar el deshielo de glaciares y zonas polares provocando que el nivel del mar se eleve a hasta en 95 centímetros, lo cual amenazaría la propia existencia de algunos países insulares con zonas bajas y planicies costeras.

TEMPESTADES DE POLVO/ TEMPESTADES DE ARENA: Las tempestades de polvo y de arena son masas de polvo o de arena elevadas a gran altura por vientos fuertes y turbulentos. Suceden principalmente en partes de África, Australia, China y Estados Unidos. Ponen en peligro la vida y la salud, especialmente de las personas que se encuentran al aire libre y lejos de un refugio. El transporte resulta particularmente afectado, ya que la visibilidad queda reducida a sólo unos metros.

TORMENTAS, RAYOS, TORNADOS. Las tormentas violentas ocasionan descargas eléctricas repentinas en forma de rayos y truenos. Frecuentemente traen consigo fuertes lluvias, granizo, vientos intensos y, ocasionalmente, nieve. En algunas partes del mundo, desencadenan tornados. Los tornados son particularmente habituales en las grandes planicies de América del Norte, pero pueden ocurrir y ocurren en cualquier lugar, especialmente en latitudes templadas. Pueden causar daños graves. Otros fenómenos asociados son los descensos violentos de aire y las crecidas repentinas. En cualquier parte del mundo, los rayos durante períodos secos son un factor importante en el origen de los incendios incontrolados de bosques y praderas.

LLUVIAS Y NEVADAS INTENSAS, VIENTOS VIOLENTOS. Las lluvias y nevadas intensas son peligrosas para las comunidades vulnerables. Pueden dificultar las actividades de rescate y rehabilitación a raíz de un grave desastre, como ocurrió con el terremoto de Pakistán, en octubre de 2005. Pueden sumir en el caos el transporte por carretera y por ferrocarril, y la infraestructura y redes de comunicación. La acumulación de nieve puede causar el hundimiento de los tejados de los edificios. Los vientos fuertes entrañan un peligro para la aviación, para los marineros y pescadores, así como para estructuras muy elevadas como torres, mástiles y grúas. Las ventiscas son tempestades violentas que se desencadenan con temperaturas por debajo del punto de congelación y
con vientos fuertes y ventiscas de nieve. Entrañan un peligro para las personas y para el ganado. Provocan el cierre de los aeropuertos, y siembran el caos en carreteras y ferrocarriles.

TEMPERATURAS EXTREMAS. Las olas de calor causan más víctimas en latitudes medias, en las que concurren valores extremos de temperatura y humedad durante varios días, en los meses cálidos. En un entorno urbano, las masas de aire opresivas pueden causar muchas víctimas, especialmente entre los más jóvenes, los ancianos y los enfermos. En 2003 gran parte de Europa occidental se vio afectada por olas de calor en los meses de verano. En Francia, Italia, los Países Bajos, Portugal, España y el Reino Unido, causaron unas 40 000 muertes. Los períodos muy fríos causan hipotermia y agravan las enfermedades circulatorias y respiratorias.

TORMENTAS DE GRANIZO, TORMENTAS DE HIELO. Las piedras de granizo pueden alcanzar un diámetro de más de 10 cm, y velocidades superiores a 150 km/h. En un año normal, la agricultura puede sufrir pérdidas superiores a 200 millones de dólares en todo el mundo. Las tormentas de granizo han causado también víctimas y grandes daños en ciudades de todo el planeta. En escasos minutos, una tempestad de granizo puede depositar una capa de hielo suficiente para cortar la electricidad y las líneas telefónicas y para desgajar ramas de los árboles. El hielo cubre carreteras, vías férreas y pistas de aterrizaje, haciendo la conducción extremadamente peligrosa, retrasando trenes y cerrando aeropuertos.

CICLONES TROPICALES. Los ciclones tropicales son áreas de presión atmosférica muy baja, situados sobre aguas tropicales y subtropicales, que se transforman en una enorme masa de viento en circulación acompañada de tormentas, de centenares de kilómetros de extensión. En la superficie, los vientos pueden alcanzar velocidades superiores a los 200 km/h. Todos los años se producen unos 80 ciclones tropicales. Sus nombres dependen del lugar en que se forman: tifones en el noroeste del Pacífico y en el sur del Mar de China; huracanes en el Atlántico, en el Caribe y el Golfo de México, y en el centro y nordeste del Pacífico; y ciclones tropicales en el Océano Índico y en la región del Pacífico Sur.

DEGRADACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Las tempestades erosionan las playas y las costas. Ocasionan daños en ecosistemas frágiles, y frecuentemente únicos, como los manglares o los arrecifes de coral. El aumento de las temperaturas pone en peligro de extinción especies de animales, plantas, peces y aves, y blanquea los corales. Estos efectos no sólo entrañan una pérdida de diversidad biológica, sino que ponen en peligro los medios de subsistencia, muy particularmente en el sector turístico. El aumento del nivel del mar y las crecidas aceleran la intrusión de agua salada en las fuentes de agua superficiales y subterráneas.

NIEBLA Y SMOG. La niebla es una masa de gotas de agua diminutas, generalmente microscópicas, en suspensión en el aire. La niebla espesa afecta seriamente al transporte cuando la visibilidad disminuye mucho. Las autopistas, aeropuertos y puertos cierran por razones de seguridad. La niebla puede causar pérdidas económicas considerables. El smog es una combinación de niebla y contaminación del aire, afecta seriamente a la salud humana.

INCENDIOS FORESTALES O DE ZONAS SILVESTRES. Durante los períodos de sequía, o a raíz de ellos, los rayos o la actividad humana pueden causar incendios masivos y devastadores en casi todas las partes del mundo. Además de destruir bosques, praderas y cultivos, causar la muerte del ganado y de los animales salvajes, dañan o destruyen asentamientos humanos, y ponen en peligro la vida de los habitantes.

SEQUÍA. La causa principal de las sequías es el déficit de precipitaciones de lluvia. La sequía se diferencia de otros fenómenos peligrosos en que progresa lentamente, en ocasiones durante años, y su aparición puede estar encubierta por varios factores. En algunos casos, la existencia de una sequía se reconoce demasiado tarde para poder adoptar medidas de emergencia eficaces. Las sequías pueden ser devastadoras: los suministros de agua se agotan, los cultivos no se desarrollan, mueren animales y cunden la malnutrición y el deterioro de la salud. Las sequías suelen darse en las regiones áridas de África, particularmente en el Sahel. En los últimos años, las sequías han afectado también a India y partes de China, el Oriente medio, Australia, partes de América del Norte, y Europa.

CONTAMINACIÓN DEL AIRE. Los contaminantes son partículas o gases nocivos procedentes de la industria, de los vehículos y de las actividades humanas. El humo y la calima son algunos efectos de los incendios forestales o de zonas silvestres, de la roza y quema de bosques o cultivos, o de las cenizas provenientes de erupciones volcánicas con atmósfera estable. El humo, la calima y la contaminación repercuten gravemente en la salud humana, y las poblaciones locales pueden verse obligadas a utilizar máscaras antigás. Reducen la visibilidad, y pueden perturbar el tráfico aéreo y vial. La contaminación del aire también provoca el smog, la lluvia ácida, el agujero de ozono y el aumento adverso del efecto invernadero. La estabilidad de la atmósfera suele favorecer la concentración de contaminantes.

INUNDACIONES Y CRECIDAS REPENTINAS. Las crecidas pueden acaecer en cualquier lugar como consecuencia de fuertes lluvias. Todas las llanuras inundables son vulnerables y las tempestades fuertes pueden ocasionar crecidas repentinas en cualquier lugar del mundo. Las inundaciones pueden acontecer también tras un período de sequía, cuando una lluvia intensa descarga sobre terrenos secos y endurecidos que no pueden absorber el agua. Las inundaciones pueden ser de muy distintos tipos, desde pequeñas crecidas repentinas hasta diluvios de agua sobre grandes extensiones de tierra. Pueden ser consecuencia de tormentas violentas, tornados, ciclones tropicales y extratropicales (muchos de los cuales pueden ser intensificados por el fenómeno El Niño), monzones, hielo apiñado o nieve fundente. En las zonas costeras pueden ocasionar inundaciones las mareas de tempestad causadas por

ciclones tropicales, tsunamis o crecidas de ríos como consecuencia de mareas excepcionalmente elevadas. Puede producirse un desbordamiento de diques cuando los ríos que éstos retienen transportan gran cantidad de nieve fundida. La ruptura de diques, o la regulación repentina de las aguas, pueden causar también inundaciones catastróficas. Las inundaciones ponen en peligro la vida y los bienes de las personas en todo el mundo. En el último decenio del siglo XX resultaron afectados por las inundaciones unos 1 500 millones de personas.

DESLIZAMIENTOS DE TIERRA O DE LODO (RÍOS DE LODO). Los deslizamientos de lodo y de tierra son fenómenos locales, por lo general inesperados. Se producen a raíz de fuertes lluvias o de un rápido deshielo, o del desbordamiento de un lago volcánico, y envían grandes cantidades de tierra, rocas, arena o lodo a gran velocidad por las laderas de las montañas, especialmente si éstas carecen de vegetación o han sido quemadas por incendios forestales o arbustivos. Pueden alcanzar velocidades superiores a 50 km/h y enterrar, aplastar o arrastrar personas, objetos y edificios. En 1999, tras dos semanas de lluvias continuas, los deslizamientos de tierra y de lodo arrasaron en Venezuela ciudades enteras.

ALUDES. Un alud es una masa de nieve y hielo que se precipita repentinamente por la ladera de una montaña, frecuentemente arrastrando consigo tierra, rocas y piedras. Pueden ser muy destructivos, ya que avanzan a velocidades superiores a 150 km/h. La nieve en movimiento empuja también frontalmente el aire, creando una avalancha de viento suficientemente fuerte para causar daños estructurales graves en edificios, bosques y estaciones de montaña. Todos los años acontecen miles de aludes, que dejan un saldo promedio anual de 500 víctimas mortales en todo el mundo.

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