Atacada con alcohol y fuego en 2014, denuncia que le quitaron una pensión, su único ingreso. También la obra social. Ya recorrió sin suerte instituciones públicas
«En febrero fui a cobrar y me encontré con la cuenta en cero. En la Anses me dijeron que la había dado de baja la gestión anterior. Entonces empezó de nuevo el trámite, pero me dicen que puede demorar un año y medio. Tengo un hijo chiquito, que necesita medicación por un problema respiratorio, y yo misma tuve que suspender mi medicación. Entiendo que el presidente Alberto Fernández se ocupe hoy de la pandemia, pero le pido por favor que se haga un ratito para que yo pueda volver a recibir ese ingreso, que no me resolvía todo lo necesario, pero al menos podía organizarme un poco. Y tenía la obra social. Ahora no tengo nada, ni siquiera puedo comprar alcohol o lavandina para cuidarme del virus«, dijo Abregú, en diálogo con Diario Popular.
La historia de Karina viene acompañada de lucha y fue tanto lo que peleó para que el Estado le brinde una pequeña ayuda, que a veces se quedaba sin fuerzas. «Pasé de todo, mucha malasangre. Me mandaban a llenar planillas, me llamaban para entrevistas en oficinas donde después no me resolvían nada. Me trataban mal, incluso. Decían que yo era violenta, loca. Y yo que intento desde que me salvé del femicidio mantenerme de pie, por mi y por mi familia. Tal vez sería más sencillo para el sistema que Albornoz hubiera cumplido su objetivo de matarme, pero no. Acá estoy viva, y lucho por mí, pero también por cientas como yo que seguimos vivas de casualidad. Me operaron más de 100 veces, me tienen que seguir operando. Mucho dolor, tanto que no puedo describirlo en palabras», explicó la mujer.
Su pedido al presidente Alberto Fernández es derivación de un recorrido por distintas oficinas públicas de la administración actual, pero que no terminaron por resolver el drama concreto de no percibir más ese ingreso de dinero. «Lo que me dieron en un momento, hace tres años, fue una pensión provisoria, por un valor equivalente a una jubilación mínima. No me importa el nombre que le pongan al ingreso, lo real es que lo necesito para sobrevivir. Yo no puedo trabajar desde que resulté quemada. Me acuerdo que en una oportunidad me ofrecieron una máquina de coser para trabajar en casa, y yo no podía levantar los brazos por las quemaduras. Todo tipo de maltrato tuve que soportar», dijo Abregú.
Por el ataque machista con alcohol y fuego, Karina resultó con el 55% del cuerpo afectado por quemaduras. «En ANSES te piden el 70% para reconocerte como persona con discapacidad. Así de insólito funciona el sistema. No les importa que no puedo trasladarme, que tengo problemas emocionales graves, que muchas veces realmente no quiero seguir luchando. Que estoy viva porque logré liberarme de Albornoz mientras me prendía fuego y que me tiré en la pileta con agua. Ojalá el presidente me escuche y disponga que la ayuda se active rápido. El sabe que personas como yo no podemos esperar, que estamos en un nivel de vulnerabilidad extrema», manifestó la mujer.
(Diario Popular – – Por Maximiliano F. Montenegro)