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Para quienes deseen colaborar, viven en la manzana 163 del barrio 20 de junio, sobre calle Perón. | Foto: María Rosa Fernández

Su hija la abandonó con sus cinco nietos, pero ella nunca bajó los brazos

En el barrio 20 de Junio de Candelaria vive Sixta Ratti (62), quien cría a sus cinco nietos en condiciones muy precarias porque su hija, mamá de los chicos, los abandonó. El Territorio publicó su historia en 2017, cuando el más pequeño tenía sólo 9 meses y la más grande 9 años, con problemas importantes de salud.

Desde ese entonces Sixta se quedó en la calle con sus nietos porque su hija se había llevado todo lo que tenían y dejó a los pequeños. En aquel momento la mujer pidió ayuda a un vecino del barrio, quien le dio un lugar en su casa, también muy precaria. Mientras tanto, los demás vecinos juntaron dinero, le compraron un terreno y de manera conjunta construyeron una casa de madera para que ella estuviera más cómoda con los chicos.
Poco a poco comenzó a salir adelante y Asistencia Social de la Municipalidad le tramitó una pensión, además de que actualmente recibe la Asignación Universal por Hijo (AUH). Según relató a este medio, “invierto apenas cobro en provisiones para el mes, aseguro antes que nada la comida de ellos. Como verán están bien abrigados, bien alimentados y no les dejo faltar nada, mis nietos son mi vida, son todo para mí, jamás quiero que se vayan de mi lado”.
Sixta asegura que ahora que los pequeños están más crecidos, “ya pasó la peor parte”. “Muchos pensarán que es difícil criar a tantos niños a mi edad, pero nada es difícil cuando hay amor, ahora lo que más quiero es que la nena más grande tenga su pensión”.
Es que la joven tiene un complejo problema en la columna y ya fue operada dos veces. “No quisiera que quede desamparada el día de mañana. Tres van a la escuela, ella incluida, ellos deben estudiar”, aseguró. La mujer además padece de una dolencia en un pie y apenas puede caminar, pero aun así, cuando llegó El Territorio a su casa, cocinaba para sus nietos un guisado de lentejas en el patio.
Desde aquel diciembre de 2017, Sixta no sabe de su hija: “Nunca supe más nada de ella, no sé siquiera dónde está. Si algún día quiere venir a ver a sus hijos, puede hacerlo, pero ya no llevarlos nunca más, yo tengo la tenencia de ellos por juzgado”.

Necesidades

La abuela confesó que le resulta muy difícil lavar a mano la ropa de todos y pidió colaboración para adquirir un lavarropas, ya sea en pequeñas cuotas o alguien que pueda donar uno viejo.
“El agua fría hace doler las manos y son muchas las ropas que hay que lavar cada día con cinco chicos. A pesar que ellos ya me ayudan bastante hay cosas que no pueden hacer y la nena más grande no puede ni agacharse por su problema de columna, así que si alguien puede que nos ayude con esas dos cositas”, dijo.
La historia de Sixta es larga y penosa, por eso es que ella agradece infinitamente a cada persona, ya sea de instituciones públicas como el municipio, del área Salud, funcionarios y sobre todo a sus vecinos por haberle mejorado ampliamente la calidad vida en relación a lo que era hace dos años.
Las necesidades aún se ven reflejadas en la casa, pero ella está conforme porque pasó por momentos muy dificultosos en los que hubo hambre y falta de todo. Mientras abrazaba a su nieto más pequeño sentado en su falda, ella repetía que a sus nietos nadie se los va a llevar, “son míos y cueste lo que cueste seguiré criándolos y luchando para que no les falte nada”, concluyó.
Para quienes deseen colaborar, ya sea con el pedido del lavarropas o ropa, calzados, ropa de cama de invierno o alimentos, pueden dirigirse a su casa que está ubicada en la localidad de Candelaria en el barrio 20 de Junio, manzana 163, sobre la calle Perón.
(El Territorio)

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