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El cautiverio de Cristian Schaerer en Misiones, 14 años después, sigue inmerso entre el mito y lo real

Los indicios apuntan a la casona cercana a la exGarita. El testimonio de “Cepillo”, el menor que aseguró haber hablado con el joven en ese lugar. “Hola, soy Cristian”, le habría dicho. “Ése era mi hijo”, afirma Pompeya Gómez.

De la vieja “Garita” no quedó nada. El progreso se abrió paso sobre la ya extinta estructura de caños de hierro y chapas de zinc que alguna vez dio la bienvenida a quienes llegaban a Posadas desde el sur de Corrientes. Hoy, en su lugar, un viaducto de dimensiones y varias colectoras atraviesan lo que alguna vez fue ese sitio simbólico para la capital provincial.


Sin embargo, pese a los cambios, la casa con techo de tejas violáceas, a dos aguas, todavía es visible desde el asfalto. De estilo europeo, marcos de puertas y ventanas trabajados en madera, con un vasto patio. El caserón también es un símbolo, pero de la historia policial de la región. Sucede que, para varios, también funcionó allí una cárcel. Un presidio privado. Uno de los tantos lugares donde Cristian Schaerer habría estado cautivo.
 
Desde siempre, esa versión caminó entre el mito y la realidad, aunque volcada un poco más hacia esa segunda alternativa. No por nada, en 2004, dos testimonios ratificaron la teoría de que el joven aún desaparecido estuvo en el lugar. Por eso, las autoridades regresaron y volvieron a buscar rastros en 2006. Esa casa, claro, figura en el expediente del caso.
 
Catorce años después del secuestro de Schaerer, PRIMERA EDICIÓN recogió testimonios y registros que sindican como epicentro de la “pista Posadas” al caserón del barrio Villa Bonita. Los interrogantes, como el propio inmueble, se mantienen vigentes pese al paso del tiempo.
 
¿Camino a Misiones?
 
Schaerer, hijo de un exministro de Salud correntino, fue secuestrado en la noche del domingo 21 de septiembre de 2003. Un grupo armado lo interceptó cuando volvía a casa, en el barrio Las Tejas de Corrientes, y se lo llevó en un Fiat Duna. Nunca más volvió a ser visto.
 
Los pasos que siguió la banda son firmes en cuanto a los primeros meses del secuestro. Los autores cruzaron toda Corrientes y lo mantuvieron cautivo en una estancia de Paso de Los Libres, propiedad de Raúl “Caniche” Salgán”, condenado a 25 años de cárcel por el hecho y quien murió en septiembre pasado en el penal de Resistencia.
 
Las autoridades estuvieron a punto de llegar a Schaerer pero alguien avisó a Salgán que el allanamiento era inminente. Entonces, el joven fue trasladado hacia el otro lado del río Uruguay, en la brasilera Uruguayana. Allí permaneció cautivo desde el 22 de octubre hasta el miércoles 26 de noviembre de 2003. ¿Cómo se sabe? Gracias a la confesión del misionero Néstor Barczuk, el primer detenido que tuvo el caso, también condenado a 25 años en 2007.
 
Ese es el último rastro certero que se tiene. Barczuk también aportó otro dato que en febrero último, Pompeya Gómez, la mamá de Cristian, confirmó a PRIMERA EDICIÓN. “En uno de los juicios, Barczuk dijo que a Cristian lo llevó Lohrmann. Y en el otro juicio, otro de los acusados coincidió en eso. Por eso es que sólo Lohrmann sabe dónde está mi hijo”, afirmó la mujer. Habla de José “El Ruso” Lohrmann quien, junto a José “Potrillo”?Maidana, aparecen como los últimos en tener en sus manos el destino de Cristian.
 
Desde entonces, reconstruir el camino de Schaerer se vuelve difuso. Sobran indicios pero faltan certezas. Barczuk declaró en el juicio que el domingo 9 de noviembre de 2003 entregó nuevamente a Cristian al “clan Salgán”. Días después, la familia recibió la última prueba de vida: un escrito a mano en el que el joven respondió una serie de preguntas personales, de las que sólo él sabía las respuestas.
 
Esos datos alentaron a Pompeya a pagar el rescate impuesto por los secuestradores, de 277 mil dólares. “Por el asunto del rescate, estuve en Posadas.Dijeron que cruzara a Encarnación y ahí me tuvieron toda la noche viajando y cavando en medio del monte, porque ahí me hacían buscar teléfonos celulares que dejaban enterrados dentro de bolsitas de plástico. Agarraba un teléfono y tenía que tirarlo en tal lugar, y ahí buscar otro. Y así fui llegando a Ciudad del Este, donde se pagó el rescate. Dos días estuvimos con todo eso”, recordó Gómez en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Pero Cristian no volvió.
 
La “pista Posadas”
 
Dos teorías surgen tras las declaraciones de Barczuk.?Una, la más débil, apunta a que Schaerer fue asesinado en Paso de Los Libres. La otra, mucho más firme, que Cristian fue “vendido” a otra banda y trasladado, entonces, a Posadas. 
 
La “pista Misiones” nació gracias a la declaración de “Cepillo”, quien en 2004 tenía 17 años y vivía en Garupá. En mayo de ese año, el adolescente fue demorado por una serie de hurtos en aquella zona y, ante la Policía provincial, se quebró y contó lo que sabía al respecto.
 
“Dijo que trabajaba para un paraguayo que tenía un aserradero en Santa Ana y que era el dueño de esa casa del barrio Villa Bonita. Contó que varias veces ese señor le ordenó que le llevara comida a un joven que estaba encadenado en el piso de arriba”, confió a PRIMERA EDICIÓN uno de los detectives misioneros -ya retirado- que trabajó en el caso.
 
El testimonio de “Cepillo” eriza la piel. “También relató que, en una de esas oportunidades, ese joven logró sacarse la venda que tenía puesta y le habló. ‘Hola, soy Cristian’, asegura que le dijo”, recordó el investigador, quien agrega que, siempre según el menor, “una noche llegó un auto negro, con unos hombres vestidos de negro, y se lo llevaron”.
 
Pompeya Gómez, en diálogo con este Diario, confirmó esa historia. “La versión de que Cristian estuvo en Posadas surge de un testigo que me dio muchos rasgos de mi hijo. Yo me enfoqué mucho en la ‘pista Posadas’ y la verdad es que no la descarto. Ese testigo dice que vio a Cristian ahí. Y por los rasgos físicos y de comportamiento que me cuenta, ese era mi hijo”, reflexionó la madre de Schaerer.
 
El testimonio de “Cepillo”, quien declaró varias veces en Corrientes, coincide además con una presentación que, también en 2004, formuló un supuesto agente de inteligencia, quien investigaba al dueño de la casa de Villa Bonita por narcotráfico. “Ese escrito ratificaba que Cristian estaba en esa casa, al cuidado de la mujer de ese paraguayo, una brasilera que en el lugar llevaba a cabo cultos africanistas o umbanda”, recuerda el detective.
 
Hay una tercera y última línea que confirmaría que Cristian Schaerer estuvo cautivo entre marzo y mayo de 2004 en la casa cercana a la exGarita, ubicada paradójicamente enfrente de donde hasta hace pocos meses funcionaba la comisaría seccional Quinta.
 
Se trata de Gonzalo Adrián “Paraguita” Acosta, presunto ‘guardaespaldas’ de Lohrmann en los años que “El Ruso” se hizo conocido por una interminable serie de robos millonarios en todo el?Mercosur. “Paraguita”, condenado a 16 años por el secuestro tras confirmarse que ‘cuidó’ a Schaerer junto a Barczuk en Paso de los Libres, es ni más ni menos que sobrino del paraguayo que era propietario de la casa del barrio Villa Bonita.
 
Todos esos indicios llevaron a que las autoridades federales allanaran la mansión pegada a la ruta nacional 105 en dos oportunidades. En 2004 encontramos varias armas y otros elementos de interés, pero nada que pudiera presumir sobre la presencia de Cristian.?En 2006 se realizó un nuevo allanamiento, aquella vez en busca de rastros óseos del joven. Tampoco hubo nada.
 
Una hipótesis sobre el final
 
La “pista Misiones” o “pista Posadas” conduce a suponer que Cristian fue trasladado desde la casona lindante con el municipio de Garupá hacia el aserradero propiedad del dueño de esa vivienda, en Santa Ana. “Esa hipótesis indica que fue trasladado hasta esa zona costera, por donde después lo pasaron por el río Paraná hacia Edelira, a 110 kilómetros de Encarnación, frente a la franja que va desde Puerto Rico hasta Jardín América”, afirmó el investigador.
 
En Paraguay, el caso Schaerer también desató un escándalo. El jueves 21 de septiembre de 2006, una mujer oriunda de Edelira se presentó en Asunción para radicar una denuncia que dejó pasmados a los funcionarios judiciales del país vecino.
 
La joven, quien tenía 21 años al momento del hecho, aseguró que su cuñado había matado a Cristian en Edelira, de un disparo en la cabeza, y que había arrojado el cuerpo cerca de una toma de agua de una papelera afincada en Misiones, cerca de Puerto Mineral, es decir, a pocos kilómetros de Capioví.
 
Esa testigo clave apuntó contra su cuñado y el “clan familiar” que éste liderada, al que acusó de manejar el negocio del narcotráfico en toda la zona costera que va de Encarnación hacia Ciudad del Este. Dijo, además, que resolvió radicar la denuncia después de que, tras una pleito familiar, el “clan” resolviera ejecutar a sus padres, también en Edelira.
 
Por último, la mujer brindó un nuevo dato vinculado a la emblemática casona de Villa Bonita: aseguró que el autor del presunto homicidio de Cristian Schaerer no fue otro que el primo del paraguayo que era dueño de esa casa. Aunque sin certezas, un indicio más para suponer lo que sostienen los investigadores misioneros que trabajaron en el caso. Para ellos, no hay dudas de que Cristian Schaerer estuvo cautivo en Posadas.
(P.E.)

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