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Se hizo la denuncia y la Justicia investiga una conducta dolosa

A medida que pasan las horas, quedan menos dudas. Con el dolor irreparable de la muerte que los agobia, la familia de Yanina Soledad Da Silva (24) está convencida de que la joven madre fue víctima de una mala praxis en Jardín América y aseguran que no van a descansar hasta encontrar la verdad.
De condición muy humilde, ya cuentan con los servicios de un abogado y radicaron la denuncia en la jornada de ayer, formalidad que habilitó una serie de medidas judiciales que están llevando a cabo los efectivos de la Unidad Regional IX. Las actuaciones, en principio, están  bajo la carátula de homicidio culposo.
En sede policial, Dionisia Caje (49), madre de la fallecida, ratificó lo que había declarado en Posadas, tal y como informó este medio de forma exclusiva el miércoles. Otra vez apuntó contra Sergio Adrián L. A. -médico denunciado ya en 2005- como quien estuvo al frente del procedimiento.
Ayer a las 11, en tanto, se concretó el último adiós con el sepelio de la muchacha.
Según pudo indagar El Territorio en base a diferentes fuentes ligadas al proceso, el juez Osvaldo Lunge ordenó el secuestro de la historia clínica de Yanina, como así también una inspección ocular en el sanatorio donde se atendió.
Una de las cuestiones que los investigadores señalaron como grave es la ausencia de un médico en el traslado de Da Silva a Posadas, ya que según detalló la denunciante, solamente viajaron con el chofer y una enfermera.
Sobre este punto, entre la batería de medidas se pidieron informes sobre el equipamiento de la ambulancia en la que fue trasladada. Posiblemente, en la jornada de hoy, el informe policial llegará al Juzgado con el reporte de autopsia, que tampoco estaba listo en la víspera.

De todas formas, se supo que el certificado de defunción firmado por el médico policial consigna que la mujer falleció por un shock hipovolémico grave, es decir que se desangró. En este sentido, esto se deberá corroborar con los antecedentes médicos incautados.

En primera persona 

En diálogo con el programa Acá te lo Contamos de Radioactiva, la propia Dionisia contó como fueron las últimas horas de vida de su hija, expresando que los médicos que la atendieron no dijeron nada sobre alguna complicación ni dieron detalles cuando su hija empezó a descomponerse.
Detalló que cerca de las 21.30 llegó al Sanatorio Candia, sobre la avenida San Martín, para estar con su hija y allí ya notó “como le faltaba el aire y recurrí a los doctores, que le empezaron a medir la presión y escuchar el pulso”.
La abuela insistió que “en ese momento estaba con demasiada falta de aire, le grité a los médicos y ellos vinieron y le hicieron un electro, nos sacaron afuera y no nos informaron nada sobre cuál era el problema”.
La situación, contó, no mejoró, puesto que cuanto entró a la habitación otra vez notó que su cuerpo estaba muy frío. Entonces les preguntó “a los doctores cuál era el motivo y ellos no me respondieron la pregunta, se fueron para el lado de la enfermería”.
La mujer contó que en ese momento le informaron que se iba a producir el traslado a Posadas, pero cuando preguntó qué estaba pasando, otra vez no tuvo respuesta y “ya venían con la camilla”. Allí se embarcó “con el chofer y una enfermera. Ella -por su hija- ya estaba en lo último”, graficó.
“Lo único que nos pedía era que no le dejáramos y yo le decía ‘yo estoy acá, no te voy a dejar’. Cuando llegamos casi al cruce de Garupá, ella ya se extendió, no hizo ningún movimiento, y ahí la enfermera que iba conmigo le empezó a dar pulso en el pecho, pero ya no hubo caso”.
“Madre, ya no tenemos más nada por hacer, ya falleció”, le dijeron los profesionales del Hospital Ramón Madariaga cuando llegaron. Justamente por la falta de médico en la unidad, los policías le aconsejaron que haga la exposición que terminó por develar el hecho.
Consultada sobre cómo atendieron a su hija en el sanatorio y cómo era su salud, manifestó: “La  verdad que no sé muy bien. Ella me dijo que le hicieron cesárea porque tenía problemas de presión, pero no sé si era baja o alta. Yo llegué al hospital -por la clínica-  y me dijeron que la presión estaba bien, pero después se descompuso”.

“Para mí, es mala praxis. Cuando llegué estaba demasiado blanca, para mí es mala praxis”, sentenció la mujer. Además, contó que Yanina tenía dos hijos de 8 y 3 años, que por ahora se van a quedar con el padre, pero que le preocupa el recién nacido.

(El Territorio)

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