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Conflicto Rusia-Ucrania: dos soldados caídos en bombardeos y la posibilidad de una guerra real

El conflicto Rusia-Ucrania tiene horas cruciales, hora a hora la posibilidad de una guerra real entre Rusia y las potencias occidentales. Con dos soldados muertos en bombardeos, un ministro del gobierno ucraniano que huyo de los proyectiles para refugiarse en un bunker y los ejercicios militares con misiles encendieron las luces de alarma en Occidente.

Por otro lado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden convencido de que habrá invasión, y la diplomacia internacional en espera de lo peor. Los países europeos que todavía no lo habían hecho urgen a sus ciudadanos a que abandonen Ucrania antes de que sea demasiado tarde.

Con dos soldados muertos en bombardeos, un ministro del gobierno ucraniano que tuvo que huir de una lluvia de proyectiles y refugiarse en un bunker, separatistas prorrusos llamando a empuñar las armas, ejercicios militares con misiles llevados adelante por Vladimir Putin que encendieron las luces de alarma en Occidente, Joe Biden convencido de que habrá invasión, y la diplomacia internacional en stand by esperando lo peor, el sábado 19 de febrero de 2022 podría ser catalogado como el día en que la guerra entre Ucrania y Rusia estuvo más cerca que nunca.

Hora tras hora la guerra real entre Rusia y las potencias occidentales se hace más palpable, más amenazante. Las únicas dos capitales importantes de la Unión Europea que se habían mantenido fuera del círculo de los alarmistas que preconizaban un conflicto inminente han cambiado su postura. Francia y Alemania pidieron a sus ciudadanos que abandonaran Ucrania lo más pronto posible mientras que Austria y Reino Unido se pronunciaron en el mismo sentido. La consigna de estas capitales occidentales tiene ecos de conflicto casi inevitable: en sus repetidos comunicados o declaraciones, estos países se dirigen a sus ciudadanos interpelándolos para que actúen antes de que sea demasiado tarde.

Pese a todo, la diplomacia francesa afirma que aún queda “un espacio para el dialogo”, pero que éste “está en manos de Rusia”. Las esperanzas de que no se concretara la invasión rusa de Ucrania que Washington promociona desde hace varias semanas, y, con ellas, que la guerra se alejara del horizonte se fueron esfumando con los días. Las tropas rusas estacionadas en las fronteras con Ucrania no se movieron al tiempo que el conflicto entre los separatistas rusos y los proucranianos en el este de Ucrania se aceleró con la ruptura del alto el fuego pactado entre ambas partes.

Enfrentamientos, bombardeos y un interminable intercambio de acusaciones mutuas condimentaron el entorno de un conflicto que no se limita a este antagonismo territorial y que, además, divide a Europa y Estados Unidos en torno a la “inminencia” de una invasión rusa. Esta retórica ha sido la permanente posición de la administración norteamericana sin que, hasta ahora, Rusia haya atravesado la frontera. Los europeos parecen prisioneros de un antagonismo por medio del cual Washington y Moscú arreglan sus cuentas pendientes y sus posiciones estratégicas.

Ayer ha sido el día más tenso de esta supuesta invasión rusa que la Casa Blanca viene anunciado día tras día. El tema de la tensión no es únicamente el conflicto en el este de Ucrania sino, sobre todo, la continua expansión de la Alianza Atlántica hacia los países de Europa del Este a la que Moscú se opone y frente a la cual ha presentado un pliego de garantías que la OTAN y Estados Unidos han rechazado. El nuevo punto de partida de la crisis se dio cuando Ucrania y Occidente empezaron a evocar la posibilidad de que Kiev ingresara a la OTAN. Esa ha sido la línea roja sobre la cual oscilan la guerra y la paz.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, le agregó este fin de semana una capa más a la eventualidad de la guerra cuando pidió en Munich, durante la conferencia sobre la seguridad que se celebra en esa ciudad alemana, que los occidentales dejaran de lado su “política de apaciguamiento” frente a Rusia. De manera totalmente irresponsable Zelensky reclamó en Munich un “calendario realizable” para su ingreso a la OTAN. El mandatario parece estar aprovechando la tensión para cumplir con una de sus dos promesas electorales: la primera fue la paz en el este de Ucrania –nunca lo logró– y la segunda, la adhesión de Ucrania a la Alianza Atlántica. Zelensky desplegó en Alemania la retórica que suena como una canción de cuna en los oídos de ciertas capitales y que constituye también el cuerpo de la narrativa de Washington: “Ucrania –dijo el presidente– es el escudo de Europa y del mundo” contra el ejército ruso.

China, en apoyo de Rusia

En las últimas horas un cuarto actor se metió en el juego. Se trata de China, un aliado estratégico de Moscú en esta crisis. El canciller chino, Wang Yi, dijo ayer que las “preocupaciones de Rusia con respecto a Ucrania deben ser respetadas”. El responsable agregó que “no se puede llegar a la seguridad de una región reforzando los bloques militares”. Wang Yi apuntó también a uno de los corazones de este enredo, es decir, la existencia de una alianza militar como la OTAN totalmente inadaptada a la modernidad. “Hace rato que se acabó la guerra fría, pero la OTAN es un producto de esa época”, dijo el canciller.

Invasión, guerra, acuerdos o explosión total; todo es posible si se mira la línea de tiempo y los despropósitos que se desprenden de esta crisis sobre cuyas brazas Estados Unidos sopla cada semana con fuerza como si le conviniese que Rusia invada Ucrania para reencarnarse en el protector de Europa. El presidente francés, Emmanuel Macron, hablará por teléfono este domingo con Vladimir Putin para “evitar lo peor”, según indican fuentes del palacio presidencial francés.

FUENTE MISIONESONLINE

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