Los acontecimientos de hace solo dos semanas en la provincia de Jujuy deben enmarcarse también en una pugna geopolítica que libran los Estados Unidos y China por el oro blanco: el litio.
El litio es uno de los recursos más anhelados en la actualidad, fundamentalmente por su utilidad en la industria más avanzada, desde baterías de automóviles hasta de casi todo tipo de dispositivos electrónicos. Por eso, es un recurso tan buscado y anhelado por los gigantes del mundo.
El Triángulo del litio y la situación de nuestro país
La denominación “Triángulo del litio” aplica a un sector conformado por Bolivia, Argentina y Chile. Entre esos países se concentran el 60% de las reservas mundiales de litio. Chile es el mayor productor de los tres países, seguido de Argentina y, en último lugar, Bolivia. Sin embargo, Argentina es quien mayores reservas de litio tiene, junto a Bolivia. Casi el 25% de las reservas mundiales de litio se encuentran en nuestro país, siendo la provincia de Jujuy, la que mayores reservas posee.
En nuestro país, las concesiones relacionadas a la extracción de litio están en manos de las provincias. Esto responde básicamente a la última reforma constitucional de nuestro país, la de 1994, cuando se dio esa potestad a los gobiernos provinciales sobre los recursos estratégicos que se ubiquen en su jurisdicción.
Esto ha generado una serie de debates eternos en nuestro país ya que, aunque el Estado Nacional dispone de empresas estratégicas de bandera nacional como YPF – la cual a su vez dispone de una sección específica para el litio llamada ‘YPF Litio’ –, en los hechos tiene una jurisdicción limitada por las potestades otorgadas a las provincias.
La pugna entre China y Estados Unidos
Debido al enorme potencial de las reservas de litio que posee nuestro país – y más particularmente Jujuy – es que las dos principales potencias del mundo actual, compiten por tener una mayor presencia.
En febrero de este año, la empresa china Tsingshan Mining confirmó una inversión de 120 millones de dólares en la provincia de Jujuy, con la idea de instalar una planta de fabricación de cloruro de hidrógeno y soda cáustica que apuntaría a la producción de carbonato de litio. La inversión finalmente fue confirmada por el propio gobernador jujeño, Gerardo Morales.
En paralelo, y para no perder pisada en el mercado argentino ante los movimientos de China, las multinacionales Livent (de capitales norteamericanos) y Allkem (de capitales australianos) se fusionaron, el pasado mes de mayo, con la idea de crear la quinta compañía mundial de litio y aumentar su presencia en el Triángulo del Litio, con epicentro en la provincia de Jujuy.
En cualquiera de los casos, hablamos de la extracción en bruto del litio, pero no de su industrialización que si queda a cargo de las empresas multinacionales mencionadas (junto a otras). Ese es el gran dilema que enfrenta la Argentina hoy. Las ganancias del negocio del litio son importantes, pero más importantes son aún las ganancias del valor agregado que genera cuando se realiza la industrialización del litio.
Como consecuencia de esto último, YPF Litio, la sección nacional, intenta realizar algunos avances para que no quede todo reducido a una mera extracción del recurso sin industrialización. En ese punto, el objetivo de la empresa, a largo plazo, es poder fabricar baterías de litio en nuestro país, no sólo pensadas para el mercado interno, sino para exportar con valor agregado. Sin embargo, para ello se necesita una fuerte inversión y divisas es lo que le falta a nuestro país hoy. Esto último es fundamentalmente si se pretende competir contra los colosos industriales de China y Estados Unidos. Política a largo plazo que, aún hoy, parece muy prematura.
Las concesiones de las potencias y los desafíos actuales
En plena carrera por el litio, China y Estados Unidos compiten por ser “atractivos” para nuestro mercado. Y, como imaginarán, el litio es también una cuestión estratégica de Estado para las dos superpotencias.
China, por un lado, está tratando de abrir el camino para que Argentina pueda obtener otras vías de financiamiento: Primero mediante el SWAP, luego mediante el potencial ingreso de nuestro país al banco de los BRICS, lo que abriría una posibilidad de financiamientos alternativos al FMI. A su vez, dicho organismo aceptó, la semana pasada, que Argentina pagué una parte de su deuda en yuanes, en un giro muy novedoso para los mercados.
Estados Unidos, por otro lado, interviene a menudo para que el FMI ceda en ciertas exigencias y haga desembolsos periódicos a nuestro país, pese a los incumplimientos de ciertas metas económicas acordadas. Para Washington, es vital la contención financiera de China en nuestro país, por eso interviene cada vez más a menudo, y más ante la determinación del gigante asiático de ser un actor financiero cada vez más relevante.
El litio, en palabras de la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, es un recurso “muy valioso” que Estados Unidos “anhela” poder tener bajo su influencia. Sin pronunciamientos tan categóricos – y grotescos de hecho –, se sabe que China también tiene un claro interés en el litio argentino. En ambos casos, Jujuy queda en el epicentro de esa pugna.
Por último, los desafíos nacionales se enmarcan bajo dos premisas: ¿Cómo proceder ante un mercado emergente anhelado por dos superpotencias? Y, quizá la más importante, ¿qué hará la Argentina ante el fantasma de viejas problemáticas que genera el extractivismo en bruto de las superpotencias en los países con menor desarrollo y con claras urgencias económicas?
FUENTE CANAL 26